lunes, 16 de enero de 2012

Amigos?

Realmente existe la amistad hoy en día? Es algo que llevo cuestionandome bastante tiempo. Considero que la palabra amigo se usa muy a la ligera. Ya a cualquier persona que sea mínimamente amable con nosotros se le considera amigo. (Puede que me equivoque). Pero pensando, he llegado a la conclusión de que realmente son muy pocos los que nos conocen, muchos creen conocernos como la palma de su mano, pero en el fondo no lo hacen.

Creo que se podría considerar más amigo a un desconocido que te ayuda en un momento determinado, que aquel que denominamos amigo pero que realmente nunca está.
Un amigo es paciente, sabe estar ahí, y nunca sería capaz de hacernos daño de manera consciente. Es esa persona que aunque te distancies semanas e incluso meses, nada cambia, sigue ahí como si estuviera cada día.

Creo que nuestro problema es la palabra egoísmo, si esa palabra que se ha convertido en la protagonista de nuestras vidas, aquella que no nos permite preocuparnos por nadie más que por nosotros mismos. Entonces piensas: realmente existen los amigos? Existe esa persona capaz de anteponer a otros antes que así mismo? La respuesta parece mas que obvia, pero a la hora de la verdad cuando existe un conflicto de intereses, pocos son los capaces de ceder a favor del ajeno.

sábado, 31 de diciembre de 2011

Balances

Día de reflexión sobre el año. Sí, ha sido un buen año, bueno no, muy bueno.
Tal vez, no ha sido del modo que esperaba que fuera, y no se habrán cumplido los objetivos que me propuse, pero se han cumplido otros muchos que nunca llegue a imaginar que tendría.
He aprendido mucho, he pisado por primera vez la Tierra, y he abierto los ojos. He visto, he sentido, he tocado, he olido... pero lo más importante de todo: he vivido.

Amigo

Hola amigo, por fin se donde te escondes a las tardes. ¡Te encontré! Hacía varios días que no lograba encontrarte por las calles más concurridas de la ciudad y me empezaba a preocupar, pero al verte mi sonrisa lo dijo todo.

Sé dónde pasas las mañanas, sé dónde pasas las tardes, pero no quiero saber dónde pasas las noches, y menos con este frío polar. Me da miedo pensar que dormirás en cualquier esquina con este frío.

Sé que no tienes la culpa, tú no eres el culpable, te ha tocado, es el azar, unos tienen más suerte que otros pero supongo que siempre ha sido así. Y no siempre es justo que gente que más tiene sea incapaz de valorar nada. Pero eso ya lo sabemos, lo hemos estudiado casi todos en historia, siempre ha sido así.

No te preocupes por favor, porque pronto acabará e irá todo a mejor, sé que tendrás tu recompensa, porque a pesar de todo siempre estás ahí con una gran sonrisa, nieve, llueva o haga excesivo calor.

Aunque no me conozcas, aquí alguien se preocupa por ti, porque sigas luchando, y porque cada día sigas ahí, tan sonriente como cada día.

domingo, 11 de diciembre de 2011

Miedo

Con la experiencia, no sé si suficiente, aprendes de tus errores, a levantarte y tratar de evitar esa maldita piedra con la que siempre tropiezas. Si, parece que esta pegada al suelo y que nunca logras esquivarla, hasta que un día sin darte cuenta la has esquivado. Y piensas: por fin, lo logre! Entonces aparece un agujero y vuelves a caer y te vuelves a levantar, pero esta vez, aunque duele, la caída no es para tanto. Por qué? Porque sabes que la herida se hace postilla y luego no hay rastro de ella. A veces te queda una pequeña cicatriz para que nunca olvides tu torpeza, como mi cicatriz del dedo o la de la pierna. Pero con el tiempo los recuerdas como un bonito recuerdo, e incluso una aventura.

También con el tiempo aprendes a evitar todas las piedras y agujeros, pero entonces te vuelves demasiado cauteloso. Miedo probablemente, si esa es la palabra. Qué palabra tan terrible. Ojalá todo fuera tan fácil como cuando eres pequeño que tienes miedo y te escondes bajo todas las mantas, o te refugias en la cama de tus padres, por no hacer frente a tus pesadillas. Y por qué? Por el miedo que tenemos a hacernos daño, a pasarlo mal, al fracaso. La gente se compra atrapasueños que agarran a los malos espíritus y no dejan que tengas pesadillas.
Fuera del ámbito del sueño la gente calla por miedo, ese miedo que te absorbe y prefieres callar, no decir nada, hacer como si nada pasara. Por qué? Porque con la experiencia aprendes que todo pasa, entonces dejas de vivir pensando que todo pasará, y decides no arriesgar, callar y hacer como si nada pasara. Porque es más fácil hacer como si nada pasase, no hacerle frente.
Y puede que a veces sea un gran error dejar que el miedo te absorba, pero carecemos del valor suficiente para hacerle frente.

Soy una cobarde.

martes, 22 de noviembre de 2011

Complicaciones innecesarias

No sé me da bien escribir, lo reconozco.

¿Pienso? Sí, demasiado.
¿Me complico la vida de manera innecesaria? Probablemente.

Sé que no escribo bien, nunca lo he hecho. Siempre en vez de seguir el camino recto prefiero los caminitos de las mil curvas. Cambio el orden de las frases y las escribo de la manera más complicada que pueda realizarse.
No me gustan las cosas fáciles ni sencillas. Me aburren.

Y el sufrimiento me impresiona, lo admiro, me absorbe (desde fuera obviamente). Me atrae del mismo modo que un imán a un metal. Al igual que la felicidad absoluta. Supongo que por que son cosas que no logro entender y por eso me apasionan.

Entonces, ¿Por qué tengo que tratar de mirar todo por el lado sencillo, dejar de dar vueltas a las cosas, e ir por el camino fácil? ¿Por qué si me aburre?

Tomando cartas en el asunto

Queridas Maite y María:


Sin duda sabéis –pues habríais de ser ciegas, sordas y tontas– que estamos en plena campaña electoral. Quizá sea más acertado decir que la campaña electoral nos invade a nosotros. Y en este escenario, a estas alturas, os pregunto a bocajarro: ¿seguís teniendo fe en la política? ¿No estáis desencantadas? La democracia se asienta sobre la confianza de los ciudadanos, y creo que a día de hoy esta confianza peligra. Peligra porque nos dan serios motivos para desconfiar. Sin nombrar al pecador, este domingo he leído en la prensa que cierto alto cargo disfraza datos relativos a la situación económica del país. Es utópico pedir transparencia absoluta, pero en lo relativo a economía, qué menos, ¿no os parece?
Atentamente, Daniel.

Queridos compañeros:





¿Fe? Dudo que aún exista esa palabra en el ámbito político. La confianza se está deteriorando poco a poco. Decepción es la palabra que más pronuncian los ciudadanos, indignados, cuando se les pregunta acerca de ello. Desilusión y desencanto es lo que sienten al imaginarse la gran variedad de promesas políticas que van cayendo en picado. Pero no olvides, querido Daniel, que, como en todo, no puede generalizarse. Siendo cierto que hay motivos para desconfiar y pedir transparencia, también es verdad que detrás de la imagen despiadada y desconcertante de aquellos que salen día tras día en los medios, existe gente honrada. Gente que en nada se parece a ellos y en los cuales es posible creer. Tener fe.
Atentamente, María.

Queridos amigos:




No creo que se trate todo de un tema de confianza. Yo creo que el verdadero problema deriva en que el pueblo no se siente representado. En una sociedad donde predomina el pluralismo político, vergüenza me da que solo tengan importancia dos partidos, ¿Qué ocurre con el resto de fuerzas? En vano sirve darle un voto si te sientes identificado con él, porque no va a tener ninguna trascendencia. Y aunque solo haya dos partidos tampoco nos sentimos representados puesto que se dedican a ponerse la zancadilla los unos a los otros. Y yo les diría: “si no puedes vencer al enemigo, únete a él”. Pero no nos escuchan, ni se dedican a hacer política. No necesitamos que nos digan lo que está mal, eso lo sabemos todos. Queremos escuchar soluciones, propuestas para mejorar, no los defectos. Queremos ver colaboración, trabajo en equipo, no individualismos. Queremos ver al partido, no al político. Parece que se ha perdido el verdadero fin de la política, tratar de mejorar el país.

Atentamente, Maite.

Mis queridas compañeras:




Aquí ha salido un tema interesante: el bipartidismo imperante que sólo busca la paja en el ojo ajeno. ¿Os habéis dado cuenta de que son capaces incluso de maquillar su ideología y traicionar sus principios al estilo “grouchiano” con tal de oponerse al otro? ¿Es un bipartidismo de izquierdas y derechas? Cada vez cuesta más distinguirlos, porque nadie defiende su posición aportando ideas congruentes. Ya nadie hace propuestas, más allá de las estrictamente necesarias. Lo que se lleva ahora es el insulto. El desprecio. El destacar lo mucho que gasta el contrario. ¿Debate político o pelea de chiquillos en el patio del colegio?

Atentamente, Daniel.

Queridos Maite y Daniel:




Lleváis razón, los políticos demuestran una doble moral tremenda. Lo que menos importa es el desarrollo del país. ¿Credibilidad? Nula. ¿Quién va a creer en algo que nunca llega? Que fijen objetivos ciertos: qué quieren alcanzar en cada área en el plazo de cuatro años y con qué personal. No me parece tan difícil. Lo que falla es el control de resultados. Un mayor control de resultados incentivaría mayor esfuerzo entre los políticos. Pero coincidiréis en que no hay control, hay descontrol. Un profundo descontrol que lleva a una lejanía cada vez más acentuada entre políticos y ciudadanos. Y es que lo que está pasando en España es insólito. Mientras el paro aumenta, muchos de nuestros políticos defienden sus sueldos vitalicios. Me parece de todo menos serio. Y la culpa, en parte, es de los ciudadanos que están adormilados. Que se levanten y protesten, que se quejen, eso es lo que hace falta. Una “levadura para elevar la masa”, que dice Hessel. Y no, amigos, no me sirven los indignados.

Atentamente, María.



(Daniel Mata, María Garagalza y Maite Galán).

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Un paseo

"La búsqueda de los estilos de vida es la expresión codificada de la vida cotidiana".

Lunes 12:00 p.m. hace un día soleado, cielo despejado y una suave brisa veraniega, algo insólito para un 3 de octubre.

De camino a casa decido sentarme en un banco, dejar la mente en blanco y ver la gente pasar. Oigo voces que dicen: "Deja de perder el tiempo", respondo: "no lo hago, siéntate". Ves gente pasar, gente diferente, y todos por el mismo suelo, oyes el tráfico y te relajas. Te das 10 minutos más para disfrutar de esa placentera situación y comienzas el paseo.

Avanzas por la calle, y te topas con un grosero ejecutivo, traje impecable, móvil de última generación que se separa de su oreja y maletín. Se le ve estresado, anda deprisa y grita al aparato.

Más adelante, ¡vaya! Una estudiante, grandes ojeras, termo de café en una mano y mil libros en la otra; sudada y despeinada, se le ve agobiada, preocupada, algún examen. Va corriendo y no se detiene ni un segundo, no observa a nadie, tanto es así que se ha perdido la risa del niño pequeño que paseaba a su lado. Grandes mofletes y rechonchete, incapaz de para de reír. Aparece ese espíritu maternal que todos tenemos dentro. Madre joven sonríe y tararea una canción, se les ve felices, despreocupados.

Giramos a la izquierda y entramos en un parque, en uno de los bancos unas señoras mayores disfrutan del espléndido día, chismorrean y ríen, todas con sus bolsas del super. Tienen una pensión baja, dificultades para llegar a fin de mes, pero en vez de amargarse por ello, deciden reír, son felices. Admirable, algún día quiero ser como ellas.

Atravesando el parque, un señor de mediana edad sentado en un banco leyendo un libro. Con una gran sonrisa, probablemente en paro, y sin saber cómo sobrevivir a este octubre, pero decide despejarse. Sabe que hay caminos más fáciles, pero elige ser feliz aunque no se den las circunstancias óptimas.

Salimos del parque, llegamos a una concurrida calle de la ciudad, donde un gran cartel anuncia: "¡Bienvenidos al mundo del consumismo!" "¡Derrocha todo lo que puedas!" La gente corre de tienda en tienda como si del fin del mundo se tratase. Bolsas y más bolsas. Empujones y gritos. Trastos innecesarios que irán al fondo del armario, tendrán suerte si algún día ven la luz. La gente corre, empuja. Agobiante. A un lado de la calle, discusión madre-hija sobre la tienda a la que acudir y la cantidad de dinero a gastar. Eso sí, con 5 bolsas cada una. Justo enfrente, un inmigrante con un acordeón tocando música clásica, un buen acompañamiento para el magnífico día. Nadie es capaz de apreciarlo, disfrutar de ese sonido maravilloso. En el suelo un cartel donde pone "gracias" y algunos céntimos reposan a su lado.

Giramos de calle y ¡vaya! Una manifestación. Caras tristes, lágrimas por las mejillas y familias destrozadas que se preguntan el por qué ellos, en dónde fallaron o qué hicieron para merecer aquello.

Avanzamos un poco más y otro hombre en una esquina, este come un trozo de pan, no tiene dientes y se le ve en peores condiciones que el anterior. Nos acercamos y le preguntamos: ¿Qué es la vida? Responde: Un regalo, que pocos saben apreciar.

Justo por delante pasa un señor mayor, boina y bastón, cojea de una pierna, pasea, disfruta del bonito día y luce con orgullo su sonrisa desdentada.

Saco la llave y abro la puerta, huele a comida.