miércoles, 9 de noviembre de 2011

Forever Young

No creo que sea capaz de hacer un buen ensayo sobre la juventud de hoy en día, hasta que no deje de ser joven no podré verlo con perspectiva. Los jóvenes por lo general y somos incomprendidos por la sociedad, nos centramos en la búsqueda del amor, la libertad y la felicidad. Aquellos ideales que nos han enseñado los libros y las películas.
Cuando uno es joven y cree que no existe nada imposible, ve una vida entera por delante la cual no ha hecho nada más que empezar. Y te consideras capaz de librar la batalla en solitario de tú contra el mundo. Comparando con juventudes de otras épocas, puede que no busquemos esa ansiada libertad que corría por las venas de los jóvenes de principios del s.XX, ni luchamos por la paz mundial como los jóvenes de los sesenta-setenta, tampoco tratamos de cambiar el mundo, buscando la libertad de expresión, por la que tanto lucharon lo jóvenes de los setenta-ochenta. Todo esto requiere un esfuerzo y un sacrificio que probablemente no estemos dispuestos a realizar.
Los jóvenes, siempre hemos sido criticados por las generaciones antecesoras,  algunos eran demasiado innovadores, otros demasiado idealistas y otros simplemente demasiado liberales. Todas aquellas generaciones consiguieron obtener su cambio. Es cierto que probablemente seamos conformistas, consideramos que todo por lo que lucharon las generaciones pasadas ya lo consiguieron ellos, nosotros nos dedicamos a “vivir de rentas” o como prefieren llamarlo algunos “vivir la vida”. No buscamos objetivos por los qué luchar. Simplemente nos quejamos, y no hacemos nada para remediarlo.
Somos como máquinas, nos dicen cómo debemos pensar, actuar, vestir, y parece que nuestra única ambición es estudiar, no por tratar de cambiar el mundo, si no por ganar dinero. Este aspecto es algo por lo que siento lástima, la pérdida de esa ambición que anteponía el interés general al particular. El ser capaz de pensar libremente, sin importar la aceptación social.
Siento rabia cuando oigo a gente decir que su hobbie es ir de compras, hablar por teléfono, ver la tele. Cuando preguntas por intereses políticos, oyes respuestas como: “¡Qué tema tan aburrido!” y cuando la mayor preocupación es “¿qué me pondré el sábado por la noche?” o “¿cuántas chicas te hiciste el sábado?”, el modo en que se tira la toalla ante cualquier dificultad y se buscan soluciones por el camino del alcohol y demás drogas. Toda la vida hemos oído “di no, aunque tus amigos lo hagan”. Pero qué complicado es decir no, en una juventud donde lo primordial es la aceptación social y los amigos. También oías cosas como: “si son tus amigos no te dejarán de lado”, pero ¿realmente se les podría considerar amigos? El problema dimana sobre todo cuando ves las drogas como la vía de escape a los problemas, por el hecho de que ayuda a no pensar en ellos durante un par de horas, y aquello que comenzó siendo por aceptación social acabe en adicción. La facilidad para conseguir estas, y el hecho de considerarlas como una ayuda en la continua batalla de tú contra el mundo, hace que entres en un círculo vicioso, en el cual muchos de los jóvenes de hoy en día están dentro, y entonces es aquí cuando empieza la sociedad a dejarles de lado y todo empieza a parecerles indiferente. Y aquí es en este punto donde considero que más degenera la sociedad de hoy en día. En vez de ayudarles, les dejan de lado, se ve como algo cotidiano, he ahí donde un joven se da realmente cuenta si a aquellos se les podía considerar amigos. A parte de las drogas, el hecho de otorgar tanta importancia a lo superficial, el aspecto físico, obsesiones por adelgazar, por cambiar aspectos físicos (operaciones plásticas) en la que la gran mayoría de los jóvenes de hoy en día están cayendo.
Y esto te hace pensar: ¿Dónde se esconde ese espíritu luchador, que si los jóvenes no lo tienen, nadie lo tendrá? Es como si se hubiese perdido el interés por las cosas importantes, como si estas hubieran pasado a un segundo plano.
Considero que lo que más ha cambiado ha sido la escala de valores de la sociedad hacia la juventud. En el sentido de que ya no se tiene en cuenta la capacidad de entrega y sacrificio, la amabilidad y la educación de la persona. Si no que se valora el éxito entre el sexo opuesto, y aquel que mayor instinto animal tiene. Así como se ha cambiado el trabajo por una diversión fugaz.

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